«La vida es mejor cuando la vives en tacones altos». Esta frase que Barbie pronuncia en la última película de Warner Bros Pictures podría ser un reflejo de cómo la propietaria de la famosa muñeca, el grupo estadounidense Mattel, ha diseñado su estructura societaria para rebajar el pago de impuestos. La sede del mayor fabricante de juguetes del mundo está ubicada en El Segundo, una localidad próxima a Los Ángeles (California), pero su operativa se extiende por paraísos fiscales y territorios de baja tributación.
Según la documentación que el grupo Mattel remite de forma anual a la SEC, la empresa contaba a cierre del pasado ejercicio con siete sociedades de control en Delaware, un estado norteamericano conocido por tener más empresas que habitantes y en donde apenas existen impuestos.
Más allá de Estados Unidos
Pero su red fiscal se extiende más allá de Estados Unidos. El fabricante de juguetes cuenta así con tres firmas en Bermudas, un paraíso fiscal que tampoco aplica ningún tipo de tasa sobre los beneficios o el reparto de dividendos. Se trata, en concreto, de Mattel Foreing Holdings, Mattel Overseas Operations y Radica Holdings Bermuda, sociedades a través de las cuáles controla el negocio internacional. Mattel cuenta además en Asia con una sociedad de control en Hong Kong y otra en Singapur para aprovechar igualmente las ventajas fiscales.
A nivel global, el fabricante de juguetes Mattel sufrió pérdidas netas por valor de 79,3 millones de dólares (71,2 millones de euros) en el primer semestre de 2023, en contraste con los 87,9 millones (78,9 millones de euros) que contabilizó en los primeros seis meses de 2022. La facturación de Mattel se situó en los 1.901,7 millones de dólares (1.708,88 millones de euros) al finalizar junio, lo que supone un descenso interanual de 16,4%. El beneficio bruto cayó un 20,9% respecto al año anterior hasta los 815,6 millones (732,90 millones de euros).