Entrar al restaurante «Puro Sabor» es una experiencia gastronómica. Creado por los chefs Oswaldo Sandoval y Leybi Solano hace 12 años. el renovado y espacioso restaurante situado en Tegucigalpa es innovador y diferente.
Oswaldo es un referente de la cocina en Honduras, por su trabajo como responsable de la alimentación de la Selección Nacional de Honduras en la época de Luis Fernando Suárez y luego con Pinto. Anteriormente, Oswaldo había sido gerente y chef por ocho años del clásico «Casa Mexicana». Esa experiencia, más estudios en Francia y en el exterior dieron a Oswaldo y Leybi una visión muy clara de lo que debía ser «Puro Sabor».
Soy Honduras habló con Leybi, y entre fogones, alimentos, aromas y cucharas, cuenta su historia, un poco del reto de incursionar en el mundo culinario y definir cómo es el arte del sabor y la comida.
Soy Honduras: ¿Cuál es la especialidad de Puro Sabor? Leybi Solano: La especialidad de Puro Sabor es nuestro compromiso con los buenos productos y los sabores. Interpretamos y transformamos, no hay nada escrito. Nos divertimos en la cocina. No tenemos un menú fijo, cambiamos a diario.
SH: ¿Cuál platillo resulta más fascinante para los comensales? LS: Hablar de un platillo es difícil. Tratamos de hacer cosas únicas. Por ejemplo, los «combo aviones» que aparentemente no van, y ese riesgo lo asumimos con responsabilidad y pasión por la cocina.
SH: Cuántos profesionales forman parte del equipo de Puro Sabor? LS: Nuestro equipo está formado por 6 cocineros apasionados.
SH: ¿Qué les motivó a abrir el restaurante? LS: Creo que es el sueño de todo cocinero, pero hasta que has pasado por muchas buenas y malas experiencias, te das cuenta que estás listo para poder hacer una propuesta a los clientes, que tu momento llega y vas sin miedo, seguro de lo que sabes y quieres hacer.
SH: ¿Qué es lo más difícil de incursionar en el mundo culinario? LS: Ser un restaurante independiente es muy difícil en nuestro país. A veces las personas son crueles al emitir un juicio sobre un lugar u otro.
Hay que probar una o dos, quizás hasta tres veces una propuesta de un lugar nuevo y diferente, para poder saber si gusta o no al visitante. Probemos y apoyemos. Nadie pone un restaurante para fracasar, pero uno debe respetar al cliente y a la profesión, buscar la mejor manera de consentir a los clientes.