El año 2024 se perfila como un periodo crucial para Venezuela, donde la política, la diplomacia y las tensiones territoriales convergen en un escenario de incertidumbre.
El dirigente opositor de Voluntad Popular, Juan Guaidó, a través de sus redes sociales se sumó a las voces que piden definir el cronograma de los comicios colocando como referencia otros seis países en América que tendrán elecciones presidenciales este año y que ya tienen una fecha definida: El Salvador (4 de febrero), Panamá (5 de mayo), República Dominicana (19 de mayo), México (2 de junio), Uruguay (27 de octubre) y Estados Unidos (5 de noviembre).
En el ámbito político, el país se prepara para las elecciones presidenciales que se celebrarán en diciembre. Sin embargo, la falta de fecha y candidatos oficiales agrega un elemento adicional a la compleja situación que vive el país sudamericano.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha insistido en que las elecciones se celebrarán en diciembre, pero no ha anunciado una fecha concreta. Por su parte, la oposición venezolana ha rechazado la fecha propuesta por el gobierno y ha exigido que se celebren elecciones libres y justas.
La incertidumbre política también se refleja en la diplomacia. Venezuela enfrenta una crisis diplomática con Estados Unidos y otros países occidentales, que han impuesto sanciones al gobierno de Maduro. La oposición venezolana ha pedido a estos países que levanten las sanciones, argumentando que están agravando la crisis humanitaria del país.
En el ámbito territorial, Venezuela enfrenta tensiones con Colombia y Guyana. El gobierno venezolano reclama la soberanía sobre el territorio de Guyana Esequiba, que es administrado por Guyana. La disputa ha llevado a un aumento de la tensión entre los dos países.
Hasta ahora, no se ha fijado una fecha para las elecciones presidenciales, y el ambiente político está marcado por la ambigüedad en torno a los posibles candidatos.
En las quinielas partidistas, se presupone que Nicolás Maduro buscará un tercer mandato bajo la bandera del chavismo. Sin embargo, las encuestas no le favorecen ya que apenas le otorgan un dígito en intención de voto y las tensiones internas dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) han generado incertidumbre.
En contraste, la dirigente opositora María Corina Machado, quien lidera la preferencia en las primarias opositoras con un abrumador 90% de respaldo popular, enfrenta la inhabilitación por parte del régimen, una situación que añade un elemento de incertidumbre al proceso electoral.
La incertidumbre en torno a las elecciones presidenciales se ha visto agravada por las declaraciones contradictorias dentro del chavismo. Maduro, ante insinuaciones de una nueva candidatura, ha preferido la ambigüedad al afirmar que es “prematuro” confirmar su candidatura y que solo un designio divino, y no la voluntad política de Diosdado Cabello (figura prominente del PSUV), trazará su camino a seguir.
Cabello, por su parte, insiste en postular a Maduro como el abanderado chavista para el año en que este movimiento conmemora un cuarto de siglo en el poder.
La incertidumbre política, diplomática y territorial que enfrenta Venezuela en 2024 plantea un desafío para el país y para la región. La solución de estos conflictos será clave para el futuro de Venezuela y para la estabilidad de la región.