Tras agotar los recursos en sus costas, el régimen de Beijing invade aguas territoriales, abusa de sus propios trabajadores y captura especies en peligro de extinción. El impacto en Sudamérica, una de las regiones más afectadas.
Con casi 3.000 barcos, China construyó en 20 años la flota pesquera más grande del mundo. Los numerosos buques del gigante asiático viajan a lo largo y ancho del planeta en busca de peces, ya que en sus propias aguas agotó sus recursos.
De acuerdo con una investigación publicada por The New York Times, China está comprometiendo seriamente el medio ambiente desde África hasta América del Sur, desde el Océano Índico hasta al Pacífico Sur. Los barcos chinos están ahí, incluso cerca de las costas, sin ninguna represalia por lo que hacen.
Sin embargo, distintos países han alzado su voz de protesta ante esta problemática. Este tipo de actividad pesquera está relacionada con actividades ilegales, ya que muchas veces invaden aguas territoriales, abusan de sus propios trabajadores y capturan especies en peligro de extinción.
Ecuador incautó en 2017 un carguero chino que transportaba 6.620 tiburones, cuyas aletas son un manjar en China y por las que se paga cientos de dólares.
No obstante, cuando la pesca es en mar abierto la actividad no está vista como ilegal. La razón de esto es por un vacío legal, ya que no hay reglas internacionales que la regulen. Además, dado el crecimiento de la población en China y su demanda cada vez mayor de consumo, es poco probable que esta actividad depredadora termine en un futuro cercano.
En 2022, cerca de 300 barcos chinos fueron vistos cerca de la isla de Galápagos, justo fuera de la zona económica exclusiva de Ecuador. La posición de los barcos se pudo trazar satelitalmente porque estaban justo en el límite de una zona protegida por tratados internacionales de conservación.
“Nuestro mar ya no aguanta más esta presión”, dijo Alberto Andrade, un pescador de Galápagos.
Andrade agregó que la presencia de tantas embarcaciones chinas ha dificultado las cosas para los pescadores locales dentro de las aguas territoriales de Ecuador.
Andrade fundó, junto con otros pescadores, el Frente Insular para la Reserva Marina de Galápagos, que busca la expansión de las protecciones pesqueras..
“Las flotas industriales están arrasando los stocks, y tememos que en el futuro no haya más pesca”, dijo. “Ni la pandemia los detuvo”.
La razón principal por la que China es capaz de pescar a tal escala industrial es gracias a buques como el carguero refrigerado Hai Feng 718, construido en Japón en 1996 -registrado en Panamá y administrado por una empresa en Beijing llamada Zhongyu Global Seafood Corporation-. Sin embargo, su propietaria es la Corporación Nacional de Pesca de China.
Este buque de transporte tiene bodegas refrigeradas para conservar toneladas de pescados. Y algo sumamente importante es que transporta combustible y otros suministros para barcos más pequeños, por lo que estos no pierden tiempo regresando a puerto. ¿El resultado? Pesca casi continua.
El Hai Feng 718 tiene más de 150.000 metros cúbicos de espacio de carga, en el que caben miles de toneladas de pescado.
Desde junio de 2021 y en el transcurso de un año, el Hai Feng 718 se encontró con al menos 70 barcos pesqueros más pequeños con bandera china, según datos de la organización de investigación Global Fishing Watch. Cada trasbordo representa la transferencia de toneladas de pescado.
“Juntos, los barcos siguieron las costas de América del Sur en lo que se ha convertido en una búsqueda de captura durante todo el año”, dice el NYT.
Primero, el Hai Feng 718 salió de la ciudad portuaria de Weihai y llegó a Galápagos en agosto de 2021. Pasó casi un mes en las aguas de la zona económica exclusiva de Ecuador y sirvió a numerosos barcos como el Hebei 8588, una embarcación diseñada para la captura de calamares.
Un mes después, esta flota china viajó a la costa de Perú. Allí, sigilosamente, el Hai Feng 718 se acercó en repetidas ocasiones a más de dos docenas de embarcaciones más pequeñas. Luego de conseguir su botín esta “nave nodriza” volvió a China, pero ya en diciembre iba dirección oeste a través del Océano Índico, y llegó en enero frente a las costas de Argentina para el inicio de la temporada de calamar. En mayo ya estaba de vuelta en las costas frente a Galápagos.
Según un informe de Global Fishing Watch, en 2019, China representó casi todos los barcos de calamar que operan en el Pacífico Sur, lo que ha permitido un auge en la cosecha de calamar: entre 1990 y 2019, la cantidad de barcos de pesca de calamar en aguas profundas se disparó de seis a 528.
Este uso de nave nodriza no es ilegal pero facilita la subdeclaración de la captura y disfrazar sus orígenes, según los expertos. Otros países que realizan esta práctica son Japón, Corea del Sur y Taiwán. Pero claro. nadie a la escala de China.
Además expertos advierten que los barcos más pequeños pueden estar apagando sus transpondedores para evitar ser detectados y disfrazar capturas ilegales o no reguladas.
“El impacto sobre ciertas especies como el calamar frente a las costas de América del Sur es difícil de medir con exactitud. En algunas regiones, como el Pacífico Sur, los acuerdos internacionales exigen que los países informen sobre sus capturas, aunque se cree que la notificación insuficiente es común. En el Atlántico Sur, no existe tal acuerdo”, reza el NYT.
Ya hay signos preocupantes que podrían presagiar un colapso ecológico más amplio.
“La preocupación es la gran cantidad de barcos y la falta de rendición de cuentas, para saber cuánto se está pescando y hacia dónde va”, dijo al NYT Marla Valentine, oceanógrafa de Oceana, el grupo conservacionista. “Y me preocupa que los impactos que están ocurriendo ahora se extiendan en cascada hacia el futuro. Porque no solo los calamares se verán afectados”, agregó. “También será todo lo que se alimenta del calamar”.
La aparición de la flota china al borde de Galápagos en 2020 centró la atención internacional en la escala industrial de la flota pesquera de China.
En 2020 Ecuador presentó una protesta en Beijing debido a la aparición de la flota china al borde de Galápagos. El entonces presidente, Lenín Moreno, prometió defender la zona, a la que calificó como “un semillero de vida para todo el planeta”.
Expuesta ante la mirada del mundo, China respondió ofreciendo concesiones y anunciado moratorias en la pesca en ciertas áreas. sin embargo, los críticos señalaron que las restricciones se aplican a las temporadas en que los peces no son tan abundantes.
De acuerdo con el NYT El gigante asiático también prometió limitar el tamaño de su flota de aguas profundas, aunque no reducirlo, y recortar los subsidios gubernamentales que proporcionaba a las empresas pesqueras, muchas de las cuales aún son propiedad o están controladas por el estado.
“En el año que siguió al furor por las Galápagos, el grueso de la flota china se mantuvo a mayor distancia de la zona económica exclusiva de Ecuador. Pero continuó pescando tanto como antes”, añade el medio.
AL SUR DE AMÉRICA LATINA
El reporte del Times precisa que en Argentina, un grupo de ambientalistas, con el apoyo de la Fundación Gallifrey, una organización de conservación de los océanos, presentó una orden judicial ante el tribunal supremo del país en 2021.
La iniciativa instaba al gobierno a hacer más para cumplir con sus obligaciones constitucionales de proteger el medio ambiente. Planean presentar una medida cautelar similar en los próximos meses en Ecuador.
“Tenemos una flota china permanente a 200 millas de nuestra costa”, dijo Pablo Ferrara al NYT, abogado y profesor de la Universidad del Salvador en Buenos Aires, refiriéndose a la distancia recorrida por la zona económica exclusiva de Argentina.
En 2016 la armada argentina hundió un barco pesquero chino dentro de la zona económica exclusiva. Desde entonces se anunció la incorporación de cuatro nuevos patrulleros para intensificar sus esfuerzos de control en sus aguas costeras.
En medio del avance de los barcos chinos, Estados Unidos también se comprometió a ayudar a las naciones más pequeñas a contrarrestar las prácticas de pesca ilegales o no reglamentadas. La Guardia Costera norteamericana envió patrullas al Pacífico Sur
“En julio, el presidente Biden emitió un memorando de seguridad nacional en el que se comprometía a aumentar el control de la industria. Hablando virtualmente en un foro de naciones del Pacífico ese mes, la vicepresidenta Kamala Harris dijo que Estados Unidos triplicaría la asistencia estadounidense para ayudar a las naciones a patrullar sus aguas, ofreciendo 60 millones de dólares al año durante la próxima década”, añade el reporte.
Según el medio, estos esfuerzos pueden ayudar en aguas territoriales, pero hacen poco para restringir la flota de China en mar abierto. El consumo de pescado en todo el mundo continúa aumentando, alcanzando un récord en 2019. Al mismo tiempo, las poblaciones conocidas de la mayoría de las especies de pescado continúan disminuyendo, según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
“El desafío es persuadir a China de que también tiene la necesidad de garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los recursos del océano”, dijo al NYT Duncan Currie, un abogado ambientalista internacional que asesora a la Coalición para la Conservación del Mar Profundo. “No va a estar allí para siempre”.