El patético presidente de Colombia, Gustavo Petro, cuyo hijo Nicolás está prisionero por posible lavado de dinero para la elección de su padre, destruyó a punto de mensajes en la red X la política exterior de Colombia. Y es que el inculto y soberbio exguerrillero que dirige transitoriamente el gobierno de Colombia, comparó a Israel con los nazis, exculpando al grupo terrorista Hamas de las atrocidades cometidas el pasado 6 de octubre en la matanza que desató en el sur de Israel.
Reamente no sorprende, pero averguenza, esta postura que viene de un exterrorista con un celular y fanático de X, que hacía parte del extinto grupo narcoguerrillero M-19 que atentó contra la Embajada de Israel en Bogotá en 1982. El Consejo Judío Mundial calificó los comentarios del mandatario como una ofensa hacia las víctimas del Holocausto y la comunidad judía en su totalidad.
No contento con esos irracionales tuits, siguió defendiendo a Hamas, frente al repudio de la comunidad nacional e intermacional. Lo más vergonzoso -para propios y extraños- es que el propio grupo Hamas, felicitara a Petro por sus comentarios: Que un grupo terrorista que asesinó niños, mujeres, ancianos civiles te felicite con tu nombre, es la señal más degradante que pueda recibir un presidente en funciones en un país democrático como Colombia, que poco a poco ha salido de la nefasta época del narcoterrorismo, del cual el mismo Petro fue parte, al integrar las fuerzas de la narcoguerrilla.
Hamas también puso en el mismo Telegram y en el mismo nivel de agradecimiento al dictador norcoreano, Kim Jong Un, y al presidente de Irán, Ebrahim Raisi, quienes son profundamente antisemitas, terroristas y parias de la comunidad internacional. Que Hamas felicite a Petro es humillante para todos y cada uno de los colombianos de bien.
“Petro lleva más de 100 publicaciones justificando lo injustificable sobre el ataque contra Israel. Deje de publicar, ya logró que los terroristas de Hamás lo mencionaran en su canal de Telegram (sic)”, señaló la senadora colombiana Mara Fernanda Cabal
Si alguien en su inocencia, ignorancia o estupidez llegó a pensar que Petro podía liderar algo en Latinoamérica, estará decepcionado.
La consecuencia más grande para la política exterior del país será para la credibilidad de Colombia en escenarios internacionales. “Tenemos que esperar a ver si lo que Petro dice en X se transforma en política pública. La Cancillería tiene el mérito que están entendiendo cuál es el daño que esos mensajes producen, los interpretan y hacen lo suyo para morigerar ese daño”, explica Sandra Borda, profesora de la Universidad de Los Andes.
En el ámbito internacional el resultado de la diplomacia tuitera es que se pierde credibilidad para el país. “Petro maneja la política exterior como un tuitero, no como un presidente”, concluye la académica de los Andes.
Hoy, la desaprobación de Petro está en 60 % según la encuestadora colombiana Invamer. La corrupción en su familia y su gobierno, la soberbia, su irrespeto a los medios, a los industriales, su ineficacia, han puesto los últimos clavos al ataúd de este gobierno, que llegó con la idea mesiánica de cambiar todo y lo único que está dejando es un país degradado ante la comunidad internacional y desprestigiando, aún más si se puede, a la izquierda latinoamericana que zozobra ante la falta de claridad ideológica, liderazgo y soluciones reales para los países donde gobierna.
Solo vea el declinar social, educativo, económico y la pobreza infinita de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Honduras -se salvan Brasil y Chile por poco- y la recién incorporada a este grupo de paises sin rumbo, Colombia. La Colombia del patético Petro, no la Colombia de los colombianos. Carlos Echeverri.