Mientras el gobierno hondureño intensifica su acercamiento con China y ahora anuncia inversiones millonarias del país asiático, la gran interrogante surgida en diversos sectores es ¿dónde se dirimirán las diferencias que llegarán a existir entre las empresas asiáticas que invertirán en Honduras?
El gobierno chino viene actuando a nivel de Latinoamérica a velocidad de crucero, ante la impotencia de Estados Unidos que pese a las advertencias respecto a las promesas que hace Pekín no se cumplen.
Esa velocidad china en Centroamérica se reflejó en agosto cuando se firmó un Tratado de Libre Comercio con Nicaragua, el cual entrará en vigencia en enero del 2024.
Mientras las autoridades pekinesas mantienen negociaciones simultáneas con El Salvador y Honduras para la suscripción de un instrumento comercial similar al que firmaron con Nicaragua.
Con Costa Rica, el régimen de Pekín firmó un tratado de libre comercio hace 12 años y la evaluación del mismo por parte de los costarricenses es muy negativa.
En una publicación de los 12 años del TLC con China, el semanario de la Universidad de Costa Rica (UCR), señaló que se exporta cada vez menos e importa más del gigante asiático.
Panamá por su lado busca reactivar las negociaciones de un TLC con China, las cuales comenzaron en 2017, pero el mismo se congeló en la actual administración del presidente Laurentino Cortizo, quien impulsa el reinicio de las mismas, pero se adelantó como una forma de presionar a Estados Unidos para revisar el acuerdo que tienen suscrito ambas naciones, sostienen analistas económicos panameños.
Diversos actores económicos y de la sociedad civil de esas naciones han criticado la opacidad en las negociaciones, incluso la no divulgación de los contenidos de los TLC, ya que según dejan entrever los críticos y académicos, es una de las exigencias de los dirigentes chinos.
Algunos países, como Costa Rica, logró brindar información, luego que los activistas de la sociedad civil acudieron a los tribunales y obligaron a las autoridades a revelar parte de la información solicitada.
TLC con Honduras
Del lado hondureño, Tegucigalpa y Pekín llevan dos rondas de negociaciones para un acuerdo de libre comercio, aunque todavía no se conoce lo acordado preliminarmente en las dos rondas iniciales.
Se conoce que Honduras busca incluir la mayor cantidad de productos que había negociado en el TLC que había suscrito con Taiwán, antes que abandonará a su antiguo socio de Taipéi y se decantara por Pekín.
Previamente se ha logrado que antes de que concluyan las negociaciones y se llegue a firmar un TLC, China acepte compras directas de café, azúcar y tabaco. La industria camaronera no ha corrido con la misma suerte que tenía un acceso privilegiado y con buenos precios en el mercado taiwanés.
El ministro de la Presidencia, Rodolfo Pastor de María, informó recientemente que tras participar en la VI Feria Internacional de Importación en Shanghái, se logró la firma de contratos de compra venta de 5 mil toneladas (100 mil sacos) de café, 100 mil toneladas (unos dos millones de sacos) de azúcar y 30 millones de dólares en la venta de tabaco.
Cómo proteger las inversiones
Pero parte de los TLC son las regulaciones no solo de los intercambios comerciales y cuantas partidas arancelarias se incluyen en los mismos, sino también el tema de las inversiones y la seguridad vinculada a las mismas.
El ministro Pastor anunció que dos empresas chinas invertirán 900 millones de dólares en Honduras, con los cuales se generarán hasta 10 mil empleos directos.
El alto funcionario detalló que la empresa TexHong invertirá 400 millones de dólares en el sector de manufactura, mientras Sunda también hará lo propio con 500 millones de dólares para producir detergentes y otros productos.
Pero justamente aquí viene la interrogante hecha por diversos sectores: ¿Qué instrumento jurídico protegerá las inversiones de las empresas hondureñas o chinas en estas relaciones económicas?
Igualmente se habló bajo que mecanismos invertirán las empresas asiáticas, ya que el gobierno propone abolir los regímenes actuales y promueve dos nuevos bajo la Ley Tributaria que impulsa en el Congreso Nacional, pero la cual no ha sido aprobada.
Tras renegar del CIADI y sin esclarecer qué instancia internacional dirima las diferencias con el gigante asiático, tampoco se conoce que en las negociaciones se apliquen las leyes hondureñas, como suele ocurrir en otros marcos de relaciones bilaterales que sostiene Honduras. La opacidad en la divulgación de los acuerdos entre Tegucigalpa y Pekín podría ser el talón de Aquiles en el futuro cercano de la economía hondureña.